Economía circular en el sector textil, ¿mito o realidad?
El sector textil es uno de los que más impacto negativo de su ciclo de vida tiene sólo detrás del sector de la alimentación, la construcción y la movilidad.
Por eso nos preguntamos si hablar de economía circular en el sector textil es un mito o una realidad. A través de esta serie de post queremos analizar qué supone integrar la visión de la economía circular en el sector textil y qué retos presenta.
¿De qué cantidad de productos hablamos cuando nos referimos al textil? Para comprender la dimensión del problema que plantea el sector es necesario conocer su impacto. En la Unión Europea el consumo medio de textiles por persona en 2020 ascendió a 6 kg de ropa, 6,1 kg de textil de hogar y 2,7 kg de zapatos. En total, casi 15 kg de productos por cada persona.
Impacto ambiental en la producción: consumo de materias primas
En este post comenzaremos viendo el impacto del consumo de las materias primas necesarias para alcanzar este nivel de producción.
Para fabricar productos textiles se necesita una cantidad significativa de energía, agua y productos químicos. En el origen es necesario el cultivo y la producción de fibras naturales como el algodón, el cáñamo y el lino. Esto implica un uso de la tierra y del agua, fertilizantes y pesticidas. O bien la producción de fibras sintéticas como el poliéster y el elastano, que también requieren el uso de energía y materia prima química. Para producir toda la ropa, el calzado y los textiles de hogar comprados en la UE en 2020, se utilizaron aproximadamente 175 millones de toneladas de materias primas primarias, lo que equivale a 391 kg por persona.
¿Qué grado de circularidad alcanza esta cifra desde el punto de vista del continente europeo? Solo el 20% de estas materias primas primarias se producen o extraen en Europa, y el resto se extrae fuera de Europa. Esto es un ejemplo de la escala global de la cadena de valor de los textiles y la alta dependencia de las importaciones.
La lectura negativa es que el 80% de los impactos ambientales generados por el consumo de textiles en Europa tienen lugar fuera de Europa. Por ejemplo, el cultivo de algodón, la producción de fibras y la confección de prendas de vestir tienen lugar principalmente en Asia[1].
“En 2020, el consumo textil en Europa tuvo, de media, el cuarto mayor impacto sobre el medio ambiente y el cambio climático desde la perspectiva del ciclo de vida global. Fue el área de consumo con el tercer mayor impacto en el uso del agua y el suelo, y el quinto en términos de uso de materias primas y emisiones de gases de efecto invernadero.”
Fuente: Agencia Ambiental Europea
Consumo de agua
Producir toda la ropa, calzado y textiles domésticos adquiridos por los hogares europeos en 2020 necesitó de unos 4.000 millones de m³ de agua, lo que supuso 9 m³ por persona. Esto sitúa el consumo de agua de los textiles en el tercer lugar, después de la alimentación y el ocio y la cultura.
¿Es circular este consumo? De toda la cantidad de agua necesaria para producir los textiles que se consumen en Europa, la mayor parte se consume fuera de Europa. Como dato: por cada kilogramo de algodón se requieren alrededor de 10 m³ de agua. Esta cantidad, en su mayor parte, es consumida normalmente fuera de Europa[1].
Utilización del suelo
Para cultivar las plantas que den lugar a las fibras textiles es necesario un uso intensivo del suelo. De toda la tierra utilizada a lo largo de la cadena de suministro de textil, se estima en 180.000 km² (o 400 m² por persona). Apenas el 8% del suelo utilizado está en Europa.
Más del 90 % del impacto del uso de la tierra ocurre fuera de Europa, principalmente relacionado con la producción de fibra de algodón en China e India[1]. Las fibras de origen animal, como la lana, también tienen un impacto significativo en el uso de la tierra. Esto convierte a los textiles en el tercer sector con mayor impacto en el uso del suelo, después de alimentos y vivienda[2].
Como hemos visto en el primer post de la serie que dedicamos a la circularidad del sector textil, la producción todavía está lejos de actuar bajo un modelo de economía circular. En los próximos posts analizaremos el impacto en términos de emisiones de gases de efecto invernadero y el papel del ecodiseño como herramienta para mejorar el desempeño ambiental del sector textil.
[1] ETC/WMGE, 2019
[2] Lehmann et al., 2018
[1] Chapagain et al., 2006
[1] (ETC/WMGE, 2019)
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